sábado, 25 de abril de 2009

Catulo 48

Tus ojitos de miel, Juvencio, si alguien me dejará besarlos sin detenerme, los besaría hasta trescientas veces, y no me parece que me fuera a sentir harto jamás, no, aunque la cosecha de nuestros besos fuera más fecunda que la mies de secas espigas

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